Cuando Cruzeiro se enfrente a Boca Juniors esta noche en La Bombonera por la Copa Sudamericana, uno de los jugadores más destacados será Matheus Pereira, quien lleva la número 10. El mediocampista brasileño superó graves problemas de adicción al alcohol y las drogas, que lo llevaron a una depresión profunda.
Tras una destacada actuación con 10 goles y 13 asistencias en 53 partidos, Cruzeiro compró su pase. Su carrera, que había sido marcada por problemas personales, renació. Originario de Belo Horizonte y con una infancia difícil, Pereira enfrentó un entorno complicado con drogas y el narcotráfico.
A los 13 años, se mudó a Portugal con su familia y se unió a las inferiores de Sporting Lisboa, aunque no pudo jugar hasta cumplir 15 años debido a problemas de residencia. Después de firmar su primer contrato profesional, su vida se complicó con la separación de sus padres y la soledad. Comenzó a consumir drogas mientras jugaba en Sporting, y su carrera pasó por clubes como Chaves, Nuremberg y West Bromwich, donde finalmente encontró estabilidad y se acercó a una Iglesia.
No obstante, en 2021, Pereira se mudó a Arabia Saudita y luego a Emiratos Árabes Unidos, donde la situación empeoró. El alcohol se convirtió en una forma de escapar de su depresión, llegando a tomar tres botellas de vino al día y entrenarse ebrio.
Tal es así, que en un momento crítico, Pereira intentó suicidarse, pero su esposa lo salvó. A partir de entonces, comenzó un intenso proceso de terapia y, tras regresar a Portugal, encontró nueva motivación en el fútbol. Su regreso a Brasil con Cruzeiro ha marcado un nuevo comienzo en su vida y carrera. Ahora, además de brillar en el campo, Pereira busca ayudar a otros que enfrentan problemas similares.